sábado, 21 de julio de 2012

Pobrecillos


Pues eso, pobrecillos. La verdad es que no se me ocurrió otra palabra el pasado jueves cuando llevé a Cris al veterinario (para los que no lo sepan, Cris es uno de los gatos con los que comparto espacio vital). Bueno, a lo que íbamos, cuando estaba esperando en la abarrotada consulta apareció una señora con una perrita. Como pudo, se abrió paso entre la "multitud" y preguntó a la recepcionista si la podían ayudar; resulta que se había encontrado al animal desorientado cerca de su casa y había estado preguntando por los alrededores, sin suerte. La veterinaria le pasó el lector de microchips a la perrita y se pudo, por suerte, averiguar su nombre y quien era su dueño. Ahora queda saber si fue o no abandonada. Hace unos días no pude hacer nada por un gatito que acaba de ser mortalmente atropellado. Hará ya unos dos o tres años, me encontré en una gasolinera de autovía a un perro muy grande, abandonado, que se acercaba a todos los coches que paraban a repostar, con la esperanza de que en alguno de ellos fuera su dueño o dueña, ese o esa que lo había dejado allí "olvidado". Pienso que hay muchas opciones antes de abandonar a un animal doméstico y entre ellas está la de no comprarlo/adoptarlo sin asumir la enorme responsabilidad que ello conlleva.


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