
¿A quién le importa el don de la oportunidad cuando de lo que se trata es de llamar la atención? Pues me temo que a muy pocos, en vista de lo acontecido en el pasado funeral del día 31 de marzo, de este 2014, en honor de Adolfo Suárez, ex-presidente del gobierno que consiguió lo impensable durante la Transición española, para beneficio de todos nosotros y generaciones venideras. De hecho, el lamentable espectáculo comenzó cuándo su hijo anunció la inminente muerte de su padre, dos días antes de que ocurriera, convirtiendo lo que podía haber sido una despedida íntima y digna en todo un circo mediático del que participó todo aquel que, falto de público, necesitaba hacerse notar (vease Artur Mas y su independencia); Por desgracia, no fue el único y, visto lo visto, tampoco será el último. Ayer mismo, sin ir más lejos, a Antonio Mª Rouco Varela no se le ocurrió mejor idea que la de aprovechar la ocasión, en la que se "despedía" oficialmente al Sr. Suárez en la Catedral de la Almudena (Madrid), para recordar tristes tiempos pasados y dejar caer que, como no nos andemos con cuidado, nos vemos metidos en una nueva Guerra civil. Muy bien, eso está muy bonito, Antonio Mª, ahí, ahí, ... dando ideas al personal. Pués mire usted, le voy a decir una cosa, ojalá que su Diós no lo quiera porque, a parte del insignificante detalle de que sería HORRIBLE, somos muchísimos millones de españoles los que pensamos que las cosas no se resuelven de forma violenta y mucho menos con guerras. Aplíquese el cuento, deje de fomentar el odio y empiece a difundir el verdadero mensaje de Jesús, algo así como: no hagas daño a los demás ni a ti mismo y, si te quedan fuerzas y ganas, ayuda a los demás a ser más felices.