
Nunca he entendido la famosa recomendación de Jesucristo a sus discípulos en la que les invitaba a poner la otra mejilla ante una bofetada recibida por el enemigo, pero tampoco estoy a favor de la venganza y mucho menos de practicar el "ojo por ojo". Pienso que, a estas alturas de la supuesta evolución humana, ya deberíamos de haber conseguido una sociedad en la que prime el diálogo, el debate, la discusión bien entendida y, por supuesto, el respeto a los demás. Sólo puedo entender el uso de la violencia en defensa de nuestra integridad física, en casos claramente justificados, pero nunca podré comprender como un país de la envergadura política de los Estados Unidos de América, al mando de un premio Nobel de la paz, de nombre Barak Obama, ha podido asesinar a seres humanos, por muy terroristas que estos sean y por mucho daño que hayan hecho a la sociedad norteamericana. Los Estados Unidos de América, muy a pesar de la Paz en el mundo, han dado un pésimo y desafortunado paso que, lamentablemente, ha sido aplaudido por el presidente del gobierno español, Jose Luís Rodríguez Zapatero, circunstancia que también me apena enormente, sobre todo por el "talante" que se le suponía.