Atenazada por el conflicto civil y el reciente “golpe de estado”,
Bolivia está inmersa en lo que algunos han denominado ya una
pre-guerra civil. Con 23 personas muertas hasta la fecha (una verdadera pena), desde que
se iniciaran las protestas tras las fallidas elecciones de octubre,
el país se encuentra profundamente dividido entre partidarios del
MAS, el partido de Evo Morales, y la oposición.
Si las banderas
nacionales evolucionaran de forma instantánea en función de los
acontecimientos, la de Bolivia estaría ahora en pleno proceso de
mutación. La franja roja, que representa la sangre derramada por los
héroes nacionales para el nacimiento y preservación de la república
crecería. La amarilla, reflejo de las riquezas y recursos naturales
del país (entre ellos el codiciado litio) empezaría a mermar, en
beneficio de no sabe quien ... La verde, por ahora, se mantiene;
ojalá que por mucho tiempo más, símbolo de su riqueza natural y de
la esperanza de su pueblo.
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